24 febrero 2013

Evapotranspiración, nubes y CO2


El aumento de la concentración atmosférica de CO2 hace que las plantas transpiren menos y se deshidraten menos. Es debido a que los estomas — las pequeñas aberturas de las hojas por donde absorben CO2 para realizar la fotosíntesis— se abren automáticamente menos cuando el CO2 en el aire es más abundante. Cuando los estomas se cierran, se escapa de las hojas menos vapor de agua, la evapotranspiración disminuye y disminuye la humedad absoluta del aire en los niveles bajos de la atmósfera. En definitiva, el aumento del CO2 ayuda a las plantas a retener la humedad, a soportar los períodos secos y a que estén sanamente hidratadas.

Una consecuencia climática de que la atmósfera en su nivel más bajo (boundary-layer) reciba menos vapor de agua es que, quizás, debido a eso, disminuyan también las nubes bajas, como las que se ven en la fotografía.

Un estudio de investigadores del Max Planck, recientemente publicado, analiza un modelo en el que se duplica la cantidad de CO2 del aire (del 0,035 % al 0,070 %) —lo que ocurriría hacia el año 2100—, y se eleva dos grados la temperatura media. El resultado es que la evaporación de las latitudes templadas tendería a disminuir un 15 % . Pero todavía no se sabe si el efecto fertilizante del CO2 y el consecuente aumento de la biomasa contrarrestaría esa disminución de vapor de agua en el aire.

Seguirán investigando en este asunto. Aunque con cuidado ... no se les vaya a escapar lo que ya se sabe, que el incremento de CO2 es bueno para las plantas, no solamente por su efecto fertilizante sino también porque las hace ser más eficientes con el agua.

Modelled supression of boundary-layer clouds by plants in a CO2-rich atmosphere
More carbon dioxide leads to less clouds

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Hace ya más de 20 años, en Julio de 1991, Sherwood B. Idso, investigador de la Universidad de Arizona, publicó en la revista Weather, de los socios de la Royal Meteorological Society, entre los que tenía y tengo el honor de encontrarme, el artículo que abajo traduzco. Algunos lo descubrirán ahora ...


CO2 , una bendición disfrazada

A medida que el debate del calentamiento global entra en el ruedo político, en todas partes la gente va tomando posición en cada uno de los lados opuestos del asunto. Hay muchos, por ejemplo, que creen que la concentración creciente de dióxido de carbono (CO2) y de otros gases invernadero llevarán pronto a que la temperatura de la Tierra suba como un cohete. De la misma manera, hay otros muchos que no. Ambos grupos basan sus creencias en la moderna modelización del clima, un procedimiento matemático para reducir las muchas complejidades del sistema climático a una serie de ecuaciones que le dicen a un supercomputador cómo adivinar las consecuencias  de pequeños cambios en el aire que respiramos. Aquellos convencidos de la posibilidad del desastre climático  creen que nuestro conocimiento actual es suficiente para determinar este hecho con una buena precisión. Otros, menos impresionados con nuestras numéricas proezas de simplificación,  no.

Por delante del telón de fondo de este debate, un hecho poco percibido está comenzando a emerger, uno que promete dejar en la sombra a los dos lados de la controversia. Reconocido por miles de científicos del campo de la agricultura y de la botánica de todo el mundo  está el bien establecido efecto de la fertilización aérea del enriquecimiento atmosférico del CO2, un fenómeno biológico del mundo real  que presagia un verdadero renacimiento de la biosfera. 

Sabemos por cientos de experimentos de laboratorio y de campo que una simple duplicación del CO2 del aire, de 330 a 660 partes por millón, incrementa la producción en un tercio de casi todas las plantas no leñosas. De la misma forma, sabemos que eso causa la disminución  en la misma proporción del ritmo de evaporación de agua por unidad de área de las hojas . De aquí que la cantidad de materia orgánica producida se duplique por cada unidad de agua perdida en cada unidad de área de hoja; y se triplica para una triplicación del contenido de CO2 del aire, de 330 a 1000 partes por millón.

Por lo tanto, ¿qué es lo que puede ocurrir si quemamos más carbón, gas y petróleo?

Pues que a medida que aumenta la eficiencia  del uso del agua, habrá plantas que serán capaces de crecer allí en donde lo han tenido restringido debido a la falta de agua. Las hierbas en expansión harán retroceder la desertificación y recuperarán grandes áreas de terrenos antes infértiles. Matorrales y arbustos crecerán donde antes sólo podían crecer hierbas. Y los bosques extenderán sus dominios y recuperarán mucho de su grandeza pasada.

Con más cobertera vegetal, la erosión del suelo se reducirá, y más materia orgánica será devuelta al suelo, proveyendo así de un recurso básico para hospedar las actividades bilógicas que tienen lugar bajo tierra. Las bacterias que viven en una asociación íntima con las raíces de las plantas, por ejemplo, aumentarán en número y en actividad. Algunas de las especies así estimuladas extraerán más nitrógeno de la atmósfera  y lo convertirán en una forma de fertilizante directamente utilizado por las plantas. Algunas acelerarán el el ritmo al que el agua contaminada al circular por el suelo es naturalmente desintoxicada. Y algunas harán que los nutrientes  del suelo estén más fácilmente disponibles para la vegetación.

Los hongos que viven en asociación con las raíces también se beneficiarán de un crecimiento más robusto de las plantas. Y , a medida  que se extiendan aumentará el volumen del suelo del cual se pueda extraer valiosos nutrientes, mientras que a la vez aumentará su protección a las plantas a las que “sirven” de múltiples toxinas. Los gusanos del suelo también se beneficiarán y a su vez mejorarán las condiciones de aireación, acreción y drenaje de los terrenos agrícolas.

Esta transformación de la biosfera, creo, merece ser llamada un “renacimiento” y a pesar de la tenue teoría del “calentamiento global”, podemos tener una gran confianza en que tendrá lugar. De hecho, hay evidencias de que está ya ocurriendo y que continuará a un ritmo acelerado, con o sin cambio climático.

¿Podría ser, por  lo tanto, que el “problema” del CO2 es realmente una bendición disfrazada? Creo que así es y que sus probados beneficios superarán con mucho sus postuladas desventajas.

Sherwood  B. Idso
Laboratory of Climatology
Arizona State University

Weather, Volume 46, Issue 7, July 1991, p220