11 mayo 2008

Lo que calienta el CO2

Hay que irse a la página 631 del último informe del IPCC para encontrar el dato importante de lo que se supone calienta el CO2. Según los modelos, la duplicación del CO2 , que se alcanzará allá por el año 2100 produce sin otros feedbacks añadidos un calentamiento de la temperatura del aire en superficie de tan solo 1,2ºC.

No me queda claro si se refiere a la duplicación del CO2, tal y como se escribe, o a la duplicación del CO2 equivalente, es decir, de los gases invernadero en su conjunto, metano incluído, en cuyo caso aún sería menos.

Da igual. Lo que según el IPCC aumentaría el calentamiento, hasta los 5ºC según algunos modelos, es el efecto invernadero causado esencialmente por el incremento de la humedad del aire y de las nubes altas que retienen el calor en la capa baja de la atmósfera.

Pero una de las mayores incertidumbres del funcionamiento del clima es precisamente ese: cómo afecta el calentamiento superficial a la humedad del aire y a la nubosidad en diferentes zonas del planeta. Se sabe por ejemplo, que en la troposfera tropical, por encima de los océanos y en especial por encima de los 2.000 o 3.000 metros, hay grandes contrastes de humedad entre unas zonas y otras. En unas zonas el aire asciende muy húmedo y en otras desciende muy seco.

En algunos sitios el aire asciende en poderosas torres de nubes cumuliformes llevándose hacia arriba el vapor de agua. Al ir subiendo el vapor acaba condensándose y gran parte de él, en forma ya de agua líquida, cae. Dependiendo de la mayor o menor violencia de las ascensiones, se forman nubes con más o menos agua precipitable. Las gotitas que no llegan a precipitar en los cúmulos se congelan en la alta troposfera y forman cirroestratos que se despegan de los cúmulos, se extienden en la horizontal y tienen un efecto de calentamiento extenso y notable, pues retienen la radiación infrarroja y apenas reflejan la radiación solar (su efecto invernadero es mayor que su efecto albedo).

Según la teoría de Richard Lindzen, si aumenta la temperatura del mar, aumenta la violencia de las ascensiones y las gotas de las nubes son más gordas, por lo que precipitan más y más rápido y dejan seca la alta troposfera, sin posibilidad de que se formen esos extensos cirroestratos desgajados de las columnas ascendentes. Por lo tanto se produce un feedback negativo. A más temperatura del agua del mar, menos cirros y, por lo tanto, enfriamiento. Una teoría que algunos dicen que se cumple y otros que no.

Lo que está claro es que las variaciones de la humedad del aire y del tipo de nubes en los trópicos, y fuera de los trópicos, depende no sólo de la evaporación provocada por la temperatura sino también de las precipitaciones. Así que, como sostiene Roy Spencer, las variaciones en la precipitación (por su efecto en el vapor de agua y en las nubes) pueden ser tanto una causa de las variaciones de la temperatura como un efecto. Con lo mal que se entiende aún la formación de las nubes y de las precipitaciones, y, sobre todo, con lo mal que se sabe pronosticar la lluvia, es ridículo atribuir a un determinado incremento del CO2 un determinado aumento de la temperatura.

Pero ridículos políticos, que de tanto hablar no han tenido tiempo de llegar a leerse la página 631, son los que dirigen el mundo.

ref: Roy W. Spencer: Global Warming and Nature's Thermostat
IPCC, Climate Change 2007 The Physical Science Basis, Cambridge University Press